En el corazón del Valle de Quisma, los rayos del sol iluminaron una mañana que quedará grabada en la memoria de los fieles vallesteros. Continuando con las celebraciones en honor a Santa Rosa de Lima, la comunidad se congregó en una liturgia llena de fervor, donde cada oración parecía elevarse hacia el cielo.
Al concluir la ceremonia, Santa Rosa, envuelta en su manto de amor y protección, recorrió la calle principal en una peregrinación que tocó los corazones de quienes la acompañaban. La banda de bronce Sankata marcó el paso solemne, mientras los devotos, con miradas llenas de devoción, seguían sus pasos con el alma puesta en cada acorde.
La emoción continuó luego de que las voces se unieron para entonar los himnos nacionales de Chile y Perú, como un puente que conectaba las almas de dos naciones unidas por la fe en su Santa Patrona. Y en honor a esa herencia compartida, los ritmos de la marinera y el cachimbo llenaron el aire, celebrando la vida, la fe y la profunda conexión que une a Pica con su historia y sus tradiciones.
¡Viva Santa Rosa!