Rodrigo Egaña Baraona, Director de Educación Pública
En este séptimo aniversario de la Nueva Educación Pública (NEP), celebramos un hito en la historia de la educación en Chile. La Ley N° 21.040, vigente desde el 24 de noviembre de 2017, dio origen a un sistema de gestión educativa descentralizada, con el objetivo de garantizar que la educación pública sea un pilar de calidad, inclusión y equidad para cada estudiante. A lo largo de estos primeros años, el trabajo de tres gestiones de gobierno ha permitido que la NEP se convierta en una política de Estado, consolidando la visión de un sistema que no depende de las capacidades o voluntades de los municipios, sino de una estructura estatal y especializada dedicada exclusivamente a la educación.
Este año, hemos iniciado el “segundo tiempo” de la NEP, una etapa proyectada hasta 2030 que busca retomar el espíritu original de la ley: asegurar una educación pública de calidad que funcione como un sistema integrado y cohesivo. En este sistema, cada actor —Servicios Locales de Educación Pública (SLEP), equipos directivos, docentes, asistentes de la educación— desempeña un papel esencial en el proceso educativo, mientras que la Dirección de Educación Pública se enfoca en crear y garantizar condiciones para que el aprendizaje de calidad sea una realidad en cada jardín, escuela y liceo bajo su administración.
En estos años, la implementación de la NEP ha mostrado avances significativos, como la mejora en los resultados del SIMCE, pero también ha evidenciado brechas y dificultades que deben ser superadas, como la crisis en Atacama. Ahora, con la experiencia acumulada y una visión renovada, nos enfocamos en consolidar un sistema educativo que funcione armónicamente en todos sus niveles y que responda a las expectativas de una sociedad que ve en la educación el motor de cambio y progreso que Chile necesita.
Nuestro compromiso es claro: queremos un sistema de educación pública que recupere la confianza de las familias y de la ciudadanía a través de resultados tangibles en la calidad del aprendizaje. La promesa de la NEP es que cada estudiante, sin importar su lugar de nacimiento o sus circunstancias, tenga acceso a un entorno educativo seguro, con instalaciones adecuadas, docentes altamente capacitados, convivencia escolar armoniosa y una comunidad activa y participativa.
En regiones como ésta, donde ya opera alguno de los 15 Servicios Locales de Educación Pública existentes, los resultados reflejan el impacto positivo que la Nueva Educación Pública puede alcanzar. Estas experiencias exitosas no solo fortalecen la calidad educativa, sino que también consolidan la confianza de las comunidades en un sistema que garantiza equidad y excelencia, marcando un camino claro para los desafíos que aún debemos superar en nuestra región.
Este camino no es sencillo. La consolidación de la NEP implica desafíos en múltiples dimensiones: desde la infraestructura y los recursos hasta la socialización de programas educativos exitosos, la participación comunitaria y el acompañamiento a los equipos educativos. Cada SLEP debe contar con herramientas para apoyar la implementación de los proyectos educativos de cada establecimiento.
Ejemplos recientes demuestran este compromiso: el SLEP Gabriela Mistral ha invertido más de $13 mil millones en la remodelación de 37 establecimientos educativos desde 2020, contribuyendo a la mejora de infraestructuras en La Granja, San Joaquín y Macul; el SLEP Punilla Cordillera involucró a cerca de 12 mil miembros de la comunidad educativa en la elección de su consejo local; y el SLEP Puerto Cordillera ha implementado una estrategia de revinculación escolar que ya se replica a nivel nacional.
La meta para 2030 es un sistema público de educación en pleno régimen, con 70 SLEP funcionando, que garanticen calidad, equidad e inclusión en cada aula. Queremos que el aprendizaje de excelencia sea una realidad para todos y todas, y que nuestras escuelas y liceos se conviertan en espacios seguros y acogedores donde se pueda desarrollar talentos y aspiraciones. La promesa de la NEP es construir una educación pública que responda a las necesidades del siglo XXI, formando estudiantes que no solo dominen conocimientos, sino también valores y habilidades para la vida; estudiantes que adquieran aprendizajes fundamentales como leer a más tardar en segundo básico, manejar un segundo idioma antes de egresar y dominar habilidades tecnológicas y ciudadanía digital. Nuestra responsabilidad es asegurar trayectorias educativas que permitan construir el destino que cada estudiante elija para sus vidas, sin importar su lugar de origen.
El segundo tiempo de la NEP es un llamado a todos los actores educativos ya la ciudadanía a renovar su compromiso. Hoy, más que nunca, estamos comprometidos a cumplir con esta promesa, asegurando que cada una de nuestras acciones esté orientada a fortalecer y dignificar la educación pública. Este es nuestro norte: un sistema de educación pública sólido y moderno, una plataforma para el desarrollo de cada estudiante y una fuente de orgullo para el país.